La limpieza de chimeneas es un trabajo tan antiguo como lo son las mismas chimeneas. Con el auge de los sistemas de calefacción central y la disminución del uso de las tradicionales chimeneas de leña, el trabajo de los deshollinadores se hizo menos frecuente, llegando incluso hasta casi desaparecer, y hoy en día son pocos los profesionales dedicados a esta tarea.
Actualmente en muchas partes del mundo, y prácticamente en toda Europa el trabajo del deshollinador se ha expandido desde el tradicional mantenimiento de la chimenea de leña hasta los más modernos sistemas de calefacción. Combustibles derivados del petróleo, gas natural, calderas de biomasa, estufas de pellets y sistemas de ventilación requieren los servicios y el mantenimiento de los deshollinadores modernos.
El tradicional cepillo y la correspondiente pesa se siguen utilizando, junto con herramientas más modernas (aspiradores, cámaras y otros útiles especiales que garantizan una correcta limpieza). Hoy en día la mayoría de los trabajos se realizan desde la parte baja de la chimenea, en lugar de hacerlo desde arriba, de esta forma se gana en seguridad, se evita el posible deslizamiento y rotura de tejas y sobre todo garantiza la realización correcta del trabajo sean cual sean las condiciones ambientales exteriores.